A la hora de invertir, a veces lo más sensato es «no hacer nada». En la inmensidad del océano de las acciones, fondos, ETFs, criptomonedas y demás activos nos podemos llegar a ahogar, por eso es fundamental la formación, la información y tener un plan.
Continuando con una de las últimas entradas (Fondos de inversión y fondos indexados), hoy quiero centrarme o dar algunas ideas y consejos para aquellos que están pensando en empezar a invertir, o que llevan relativamente poco tiempo haciéndolo. Espero que con ello podáis ahorraros algunas lecciones dolorosas que se traducen en dinero, en pérdida de dinero.
Como en otras ocasiones, me voy a apoyar en algunas de las ideas o consejos que he podido extraer de uno de los mejores libros que considero se puede leer si eres un inversor novel o poco experimentado, El Pequeño Libro para Invertir con Sentido Común de John C. Bogle. También hay algunas lecciones extraídas de otro gran libro (sino el mejor acerca de inversiones) El inversor inteligente de Benjamin Graham, pero este cuesta un poco más leerlo.
Formarnos e informarnos
Si para todo en la vida hay que formarse e informarse, con más razón si hablamos de nuestro dinero, de nuestros ahorros que tanto esfuerzo nos cuesta conseguirlos.
No vamos a centrarnos en esto hoy puesto que ya lo he comentado en entradas anteriores y porque hay mucha información al respecto. Pero es necesario recalcar una vez más que, cuando estamos manejando nuestro dinero y más si estamos pensando en invertir (en productos con mayor o menor riesgo financiero), es fundamental que nos formemos y que nos informemos, para ser conscientes de las oportunidades, pero también de los riesgos que conlleva.

Para ello tenemos muchas opciones y a todos los niveles (libros, blogs, podcasts, prensa salmón, revistas especializadas, cursos informativos, grados y masters universitarios). Pero ojo, ¡no todo el contenido es bueno, hay mucho impostor también!
Una última recomendación, por mucho que hayamos leído, nunca se sabe suficiente, debemos estar constantemente reciclándonos y renovándonos, para estar a la vanguardia (en este caso de economía y finanzas).
A continuación doy un decálogo para empezar a invertir repartido en tres «capítulos». He introducido 3 consejos que bien aplicados se traducirán directamente en dinero (dinero no perdido, o dinero ganado).
Primeros pasos
1. Definir nuestros objetivos y tener un plan
Antes de empezar a invertir es fundamental que nos hagamos las siguientes preguntas:
- ¿Para qué invierto?
- ¿Cuál es mi horizonte temporal?
- ¿Qué metas quiero alcanzar al cumplir dicho horizonte temporal?
- ¿Son realistas mis objetivos?
Una vez contestadas de forma honesta estas 4 preguntas, deberíamos tomarnos un tiempo para trazar nuestro plan de inversiones. No es preciso que sea algo muy complicado, pero al menos que nos sirva para tener una una guía en momentos de duda (por ejemplo frente a una crisis financiera o un periodo bajista de la bolsa). En la inmensidad del océano de las acciones, fondos, ETFs, criptomonedas y demás activos nos podemos llegar a ahogar, por eso es fundamental la formación, la información y tener un plan.
2. Crear nuestro fondo de emergencia
Es fundamental, todo el mundo lo recomienda, que no comencemos a invertir si no contamos con un fondo de emergencia (un colchón financiero) que nos permita cubrir nuestras necesidades (gastos fijos) a 3, 6, 9 meses vista (lo que cada uno considere que es oportuno). A partir de aquí, nos podríamos plantear comenzar a invertir ese dinero ahorrado que no vamos a necesitar en el corto plazo. Invertir solo aquel dinero que no necesitamos (a corto plazo).
3. Pagar las deudas antes de invertir
Las deudas con altas tasas de interés pueden crecer más rápido de lo que crecerán nuestras inversiones. Pagar estas deudas primero puede ser la inversión más rentable que podemos hacer. Si no lo hacemos, puede que los intereses de las deudas terminen por comerse a las posibles rentabilidades de nuestras inversiones. Si contamos con una alto nivel de endeudamiento, quizás lo primero y más saludable financieramente hablando sea modificar nuestros hábitos de consumo y hacer un plan de contención y reducción de deuda, antes de empezas a invertir.
Mentalidad y resiliencia
4. Conocer nuestra tolerancia al riesgo
En una inversión, el riesgo es la posibilidad de que el valor de nuestra inversión baje o incluso poder perder todo lo invertido (por ejemplo si la empresa en la que hemos invertido quiebra). Es fundamental conocer nuestra tolerancia o aversión al riesgo ya que de otro modo, podemos pasarlo muy mal.
Tras la crisis del 2008 los bancos empezaron a introducir mecanismos de control, uno de ellos son los test de idoneidad (aunque en la práctica no sirven de mucho, si no se hacen bien y se aplican de forma rigurosa). Estos test buscan evaluar la tolerancia al riesgo de un cliente (también evalúan otros aspectos como sus conocimientos financieros), y en función del resultado, permitirán al cliente invertir más o menos dinero, en unos u otros productos financieros más complejos.
Del mismo modo, independientemente de que nos lo haga nuestro banco, deberíamos ser conscientes de nuestra tolerancia al riesgo (en este caso financiero), y en función de ello tomar la decisión de si queremos lanzarnos a invertir y con qué agresividad.
5. El tiempo es nuestro mayor aliado
Cuanto antes aprendamos esto mejor (y más disgustos nos ahorraremos). Aquí el término del interés compuesto es la clave para la riqueza a largo plazo. Cuanto antes empecemos a ahorrar e invertir, más tiempo tendrá nuestro dinero para crecer sobre sus propias ganancias.

IMPORTANTE (primer consejo que se traduce en dinero). Olvídate de estar comprando y vendiendo acciones (o fondos). La paciencia es crucial puesto que las inversiones tienen altibajos, pero en el largo plazo la bolsa siempre gana.
6. Evita intentar «ganar al mercado»
Quizás esta es la lección o recomendación más útil que podemos aprender (basado en la propia experiencia). Para la mayoría de los inversores, intentar adivinar qué acciones subirán o cuándo caerá el mercado (lo que se llama market timing) es ineficaz y se traduce en pérdida de dinero.
IMPORTANTE (segundo consejo que se traduce en dinero). La estrategia de comprar fondos indexados de bajo coste y mantenerlos a largo plazo es lo más sensato para un inversor novel (y no tan novel). Además suele superar a la de los traders activos.
Estrategias de inversión iniciales
7. Empezar a invertir en productos sencillos (y rentables)
Los fondos indexados o ETFs que replican índices como el S&P 500 son excelentes puntos de partida para la mayoría de los nuevos inversores, ya que ofrecen diversificación instantánea y costes bajos.

8. Diversificación
Nunca hay que poner todos los huevos en la misma cesta, esta expresión popular cobra todo su sentido a la hora de invertir. Aunque hay teorías para todos los gustos, es cierto que concentrar todo nuestro dinero en un mismo activo es un riesgo muy alto, puesto que ninguna empresa está exenta de sufrir una crisis o incluso desaparecer.
Uno de los ejemplo más claros es la empresa de fotografía KODAK que pasó de ser un líder en su sector a la quiebra en pocos años (aquí se puede leer su caso).
9. Consistencia
Una de las mejores maneras de invertir nuestro dinero para conseguir que crezca nuestro patrimonio es hacerlo de forma periódica, sin importar cómo esté el mercado. Esto minimiza el riesgo de invertir todo tu dinero justo antes de una caída del mercado.
Además si tomamos esta costumbre, limitaremos tener una dependencia excesiva y el miedo a cuándo es el momento óptimo para invertir, ya que lo que suele ocurrir es que: cuando la bolsa esta alta, nos parece que todo está muy caro y no invertimos (pudiendo perder oportunidades de revalorización), y cuando ha bajado mucho también nos da miedo invertir porque nos parece que todavía puede seguir bajando (perdiéndonos las fuertes subidas que suele haber tras las caídas).
10. Minimizar los costes (comisiones a terceros)
Las comisiones (de brókeres, fondos y bancos) merman nuestro rendimiento a largo plazo. Por este motivo es preciso:
- Elegir brókeres con bajas o nulas comisiones.
- Prioriza los fondos con comisiones de gestión muy bajas (los fondos indexados suelen ser los mejores en esto).
Y aunque es importante fiarse de nuestro banquero, no está de más comparar antes de comprar un producto, no tenemos que olvidar que aunque un banquero debe velar por nuestros ahorros e inversiones, al final los banqueros y los bancos son «comercios» cuyo objetivo es vender productos (fondos, depósitos, hipotecas…) con la mayor rentabilidad posible (para ellos).
En esta entrada del blog de MyInvertor (comisiones: la termita que devora la rentabilidad de tú fondo) hay un ejemplo muy claro de cómo las comisiones merman el beneficio de nuestra inversión.
IMPORTANTE (tercer consejo que se traduce en dinero). Es muy importante diferenciar entre nuestra rentabilidad (la que nos puede dar un producto y que puede ser positiva o negativa) y la de nuestro broker o banquero (la comisión, que esa va a ser siempre fija y positiva, independientemente de que nuestra rentabilidad sea positiva o negativa).
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